La esencia del rock en ocasiones queda diluida por artificios, luces de neon que esconden las carencias de los trabajos que resultan ser arquetípicos, irracionales y vacuos, solo humo, intensos de portada hacia afuera y poco más.
Por eso, es refrescante percibir en un trabajo la sensibilidad, la atmósfera y la sencillez de lo que es el punto justo de distorsión, apreciar y trascender esa sensibilidad rota, arenosa e intensa, como siempre digo, muy parecida a lo que puede ser el rock al tequila, fuerte aromático, transparente y coherente, y, no lo dudes, franco y honesto.
Con la linea de unos Pretenders, mucho de Chrissie Hynde, con gotas de P.J. Harvey, (otra diosa indie a la que alabamos, alabémosla) alabamos al señor Dylan al igual que a un denostado y descafeinado Bruce Springsteen aquí vigentes tenemos a los grandes y crujientes Evildog, combo al que ya lo tengo en mi linea de flotación para que, algún día, cuando salga al amanecer a surcar la carretera e irme de viaje espiral a los Monegros, ellos sean la banda sonora de mi amanecer en el desierto. No concibo otra banda sonora que no sean ellos.
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Este disco rezuma energía, rollo macarra y de cantina, con un punto sofisticado en el que puedes saber del humo, del olor a madera y Bourbon, al la linea de la barra pegajosa y esos besos calientes de tequila, gracias a ese tono de rock sin más, de esa visión indie que se funde con la distorsión descarnada de las guitarras y ese plus orgánico que aporta la linea rítmica, todo para hacer un beneplácito a la VOZ, a la lírica poderosisima de Victoria Villa, una voz que es el pilar de todo el disco. Otro punto para la brillante sencillez de la producción, prácticamente y aparentemente ejecutada a pelo, guardando el ambiente y la atmósfera de garaje que pide un disco orgánico como es este «The Secret».
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Ponte, por favor, la película de «Abierto Hasta El Amanecer», justo antes de la escabechan gore, quítale el sonido, ponte a Evildog, y sabrás de lo que te estoy hablando y de lo que me inspira este gran grupo. Acceder a este trabajo es un viaje catárquico personal donde uno siente la música como algo orgánico, crujiente, visceral, y sobre todo, real… esto es, simplemente y envida en las cartas a tu oída.
Mención aparte te da la portada, una porta gris, muy de la escuela del gran Garcia Alix, que te da los justo, impresión, contundencia y un punto de melancolía dramática, que pega lo justo con los temas del trabajo, y su atmósfera, realmente descriptivo de lo que nos vamos a encontrar dentro.
Por lo demás, ¿hay algo mas que añadir? esto es un viaje particular, introspectivo y eléctrico, enérgico e hipnótico, y se llaman Evildog, como el cancerbero de Dante en la divina comedia… y el viaje comienza y no acaba.
Josean Zombie.