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Mandragora negra «Imparable» Heaven Music.

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Uno de los grandes males que aquejan al mundo del rock es el efecto Deja-Vu: me explicaré.
Hay discos que directamente suenan a otro grupo consagrado, hay grupos que en sus influencias musicales son tan obvias que tapan la parte mas creativa del grupo, pero sin tapar la esencia del grupo, y algunos, pocos, en los que su sonido no es identificable.

Mandragora negra y su «Imparable» me ha transportado años atrás cuando era mas joven, ejem, ejem, (póngase el lector en posición de carraspera socarrona) en el que en aquellos tiempos tenia un grupo de cabecera, que para mi, fue uno de esos grupos que debieron llegar mucho mas alto: ellos eran «Shalom», y en este disco, encuentro a su espíritu y su sonido, vivo, muy vivo.

Ignoro si el grupo es consciente de la similitud entre el sonido de un grupo con el otro, (recalco lo de similitud) pero he de decir, en relación a las anotaciones que indico en la cabecera, que si es así, y el sonido que «Mandragora Negra» tiene en este disco a mi en particular me ha puesto en cada una de sus canciones la piel de gallina.
Quizás sea por el parecido de las voces de Moi, vocalista de Mandragora, con el timbre de Sebastian M. Guerrero de Shalom, o por las armonías amplias y brillantes, en un hard rock infinito y amplio que ambos grupos desarrollan, pero el parecido entre ambas es muy notable. No sabría decirlo, pero si os digo que poco me importa si el destino puede volver a retomar un sonido tan genial.
Tenemos a un grupo que mima las melodías, en las que encontramos unas líricas cristalinas y ufanas, un sentimiento implícito en cada composición, en cada armonía que es sencillamente brutal.
Son diez temas que en una estructura de guitarras en las que la aparente sencillez estructural esconde unos labrados arpegios y filigranas en los recorridos de los trastes en las que están todas y cada una de sus notas pensadas y calibradas para cada momento. Apoyando a cada guitarra, hay un trabajo rítmico sutil, pero marcado, al que el bajo da el punto de hondura necesaria, y que ayuda a destacar el trabajo soberbio de Moi.
No puedo destacar, o definir para mi, cual es el mejor tema del disco, pues no creo que sobre ninguno de los 10 temas que articulan «Imparable»: Tenemos como principio «Un largo camino» con una introducción arrebolada y melódica para entrar en un tema de hondo carácter y recio Hard Rock donde la melosidad de los teclados y las líricas de contrarrestan con las guitarras trotonas y alegres de este tema fantástico

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Seguimos con «Luna» abarcando otro tema que te sube al carrusel melódico que el grupo guarda para el oyente, tocando las puertas del alma del oyente.
«Imparable» para mi es con mucho el mejor tema del disco, duro, bien equilibrado, con Moi llegando a las mejores octavas y con un estribillo que te deja pegado al asiento.
«Parte de mi» sigue con un tema majestuoso y de porte regio, labrando las armonías en un tema que ahonda la bis mas dura, pero igualmente armónica. Genial la letra.
«Fue tu pasión» es un pequeño acto de una mini historia en la que el grupo se imbuye del metal mas poderoso, huyendo un poco del hard rock de los temas anteriores, y que suena muy bien. No es extraño que sea precisamente en este tema, realizando un dueto formidable, en la que nos encontramos la colaboración de Tete Novoa.
«El mundo de los sueños» es simplemente una magnifica versión del tema de los grandes «Sátira».
«Para siempre» es un interludio mesurado y orquestado de power-balada, en la que se luce la composición junto a la ejecución técnica y la parte lírica del grupo, mostrando que como siempre, somos los heavy´s los mejores haciendo baladas. Y punto!.
«19 de septiembre» es otro tema mas escorado hacia los sonidos las poderosos del metal, en la que encontramos la ayuda en las voces de «Nia Moore King» & «Ibai Marin» dando el contrapunto a este tema.
«Junto a ti» es uno de esos temas que es diseñado para enfatizar el alma del grupo y su luminosidad. Me recuerda a esos temas ochenteros en los que a poco que te dejes llevar por la melodía, tu cabeza se mesera en vaivén sin que te des cuenta.
Cerrando el disco tenemos «El cielo tendrá que esperar»: volvemos a la power-ballad prescindiendo prácticamente de la parte eléctrica y centrándose en la acústica, rasgada he hiriente, conformada por almas sensibles y de corazón roto que cantan al amor perdido, dejándote con la lágrima asomando por las comisuras de tu ojo.

Un gran disco, sin duda que demuestra el gran nivel que tenemos en este país.

P.D. aunque el grupo seguramente lo desconozca, agradezco salir, aunque sea de rondón en los agradecimientos, ya que junto al genial Pity Dentera, y a la gran Yamna Castellanos, yo también fui parte del, ya mítico, Fan Metal Show.

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