Es notorio que al rock le falta un punto, un plus, para ser una música de cache como es el Jazz, una pátina de reconocimiento al que la música, y la melodía inherente que habita en los discos que salen con este son, tienen en sus entrañas. Hoy hablo del trabajo de un musico como es Javier Barrado y su disco «Entre Líneas».
Por desgracia, y me consta que al jazz tambien le pasa, este tipo de trabajos pasa notoriamente desapercibidos. Y es una autentica pena, ya que en este tipo de trabajos hay armonía, música en cada codo del trabajo. Pero entremos un poco en materia. ¿Quién es Javier Barrado?
Javier Barrado es un cantante, letrista y compositor musical, y según sus propias palabras, «es una actitud dentro del cuarto arte que le habita». Y como muchos músicos que no pueden llegar a vivir de su talento musical rockero, Javier Barrado compagina su talento con otros estilos y desde donde ha escrito, durante muchos años, canciones para Abigail, Sylvia Pantoja, Diego Magallanes, Pilar Machi, Tondero, Mike Martin y Luis Cruz, entre otros
Estamos delante de un trabajo denso, lleno de vitalidad y no poca sensación canalla. Sin embargo, este trabajo se hace notar por su profundidad. No es un disco de solo rock, aquí hay detalles en cada corte, el artista se referencia y desarrolla un dialogo formal entre el rock clásico y su sello personal, una retorica sonora que habla del artista, y habla de lo mejor de cada corte clásico del rock. En la línea narrativa destaca su definición del trabajo, «Sin autocensura alguna, así debe ser, desde el humor negro y a través de siniestros personajes, Barrado retrata sin tapujos la locura de una sociedad enferma capaz de fabricar monstruos semejantes al de esta narración gore donde el protagonista, psicópata con síndrome de Otelo, no sin regocijo confiesa su “Crimen pasional”: «He salido en la Sexta / ¡qué rara sensación! / en Expediente Marlasca / ¡qué habría hecho yo!». Un tema de trepidante ritmo que nos atrapa desde el segundo uno».
«Algo que sucede a lo largo de todo el álbum en el que encontramos canciones que hablan de vampiros debutantes, de excesos con las drogas y el alcohol, de rocanrol desenfadado y de brillante lírica, verbigracia, “Oro y plata”: «Si quien tiene oro / te regala plata / y herida de amor / te vas a morir, / no te ha dado todo / no te ha dado nada». Y también de esas que cortan la respiración como la emotiva “Mientras esperas” (versión inglesa incluida) en la que Javier, juglar con ukelele, canta a su amada esposa: «Anda el camino / hazlo despacio / no mires hacia atrás […] La luz que ves / allí a lo lejos / te alumbrará / mientras esperas / mientras llego». O de las que nos invitan a seguir el camino, porque la vida nos empuja, con un rotundo “Nada me detendrá, 2020”: «Media vida que perdí / ¡cuántos años de tristeza! / Tengo que ser muy feliz / ¡hay tantas cosas en mi cabeza!»».
Así con eso, comenzamos el viaje del disco con «Rey Del Mundo», un corte que reverencia a AC/DC, (y algún trazo a Coque Malla) sin ambages ni tapujos, pero ya hay que tener talento para dar con un corte digno de los australianos y no sonar a plagio, amen de castellanizarlo a placer… pero esto es un disco mercurial, un crisol de sonidos, un paraje florido de sonoridad que recala en sabores rockabillys como tenemos en un curioso tema como es «Dentudo» en el que la letra te deja, literalmente, con el culo torcido… dando el necesario protagonismo a la lirica, un plus en el trabajo.
Para no dejarte mucho respiro e invocando a las musas mas heterogéneas tenemos un corte semi acústico tenemos el «Asfaltico» «Entre Líneas» puro rock español de los setenta que sigue tan vigente, honesto, magnético y mercurial, frisado en roca lozana del siglo vigente. Y, sí, no puede faltar el rock, ese Rock’N’Roll de los 50, ese SONIDO QUE NOS VOLÓ LOS SESOS, y nos introdujo en un nuevo sonido al que Chuck Berry vendió su alma por un vaso de buen bourbon, y que grupos como M-Clan siguen reivindicando.
Pero este disco es digno de estudio mesurado por la cantidad de giros, recovecos, detalles, sonoridades, y sensaciones como tenemos en «Nada Me Detendrá», pura nostalgia, puro sentimiento, pura armonía al mejor loor de unos Eagles o de un Steve Miller, y que también podemos apreciar en la preciosista, acústica y detallista «Mientras Esperas». Preciosa sin duda.
Y no bajamos el listón, aquí en este corte entramos en el sonido mas canalla del rock, sin obviar ese deje introspectivo y roto que muchos artistas han querido acceder como es «Oro Y Plata», un corte racial y que muchos artistas de la copla han querido sacar adelante y no les ha quedado tan veraz como a Javier Barrado.
Pero aún hay más… tenemos «Mi Querida Fany» puro sonido arrabalero, puro canto golfo de bar, humo de cigarrillos, tensión sexual, y una historia tan emotiva como triste entre las bambalinas de la lírica, arropada por un ciclón de rock-jazz de alquimia efervescente. «El Debut» da un giro hacia un sonido mas alambicado y vigente, otro giro mercurial que nos introduce, directamente al Heavy Metal, desgarrado y afilado, con un cierto sesgo técnico al sonido poderoso europeo que enarbolaron Helloween años ha, un corte que es un epitome dentro del trabajo y vuela los prejuicios previos que pueda tener el oyente. Brutal, sin más. Y si, hay punk… y sí, cuadra bien con el concepto del trabajo en este corte como es «Crimen Pasional», que me sabe a Reincidentes y Rosendo al mismo tiempo.
Vamos recogiendo con dos cortes. «Muéveme» es puro rock de alma Sleazy, de guiño al rock angelino de los ochenta y que pide sesión golfa, humo y bourbon, un tema que movería a un Bukowsky o a un Jack Kerouac cualquiera. Y la última sesión de este trabajo es While You Wait, versión en ingles de Mientras Esperas .
Me da rabia que trabajos tan bien delimitaos, tan bien estructurados, trabajos valientes que se atreven a revisar sus raíces y las hacen suyas, trabajos que reivindican a nuestro son, que son ricos en detalles y promulgan un trabajo profundo y nítido, puedan pasar desapercibidos. No lo hagas.
Josean Zombie.