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ZEIT «INTO THE VACUUM» Zona Rock Production

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Sin duda el legado southern metal que dejaron grupos como Pantera ha seguido vigente y seguido por legiones de grupos a los largo de todo el ancho mundo, y sin duda el genero esta en buena forma, como nos muestran Zeit un grupo de esta parte del orbe y que nos traen una salvajada sonora bajo el titulo de «Into The Vacuum», un disco al que antes de entrar a analizar, merece la pena conocer la historia que precede al disco y presenta el propio grupo. Eso sí, espero que te guste leer…

Zeit:

Fue en la noche más oscura que recuerdo. Caminé solo, perdido, no recordaba en qué ciudad estaba o cómo había llegado allí. Algo me llamó la atención en un callejón, aislado, en la penumbra. Fue una lápida. Sin comprender qué estaba haciendo allí una tumba solo, me acerqué y me senté delante. Aterrorizado, pude leer que mi nombre estaba inscrito en él … con mi fecha de nacimiento … y con la fecha en que estábamos.

En ese momento, como una aparición, pude ver que detrás de mí había un hombre, de cabello rubio, largo, vestido de blanco, sosteniendo una caja de guitarra eléctrica con una mano y una botella de Jack Daniel’s con la otra. «Buenas noches, soy Paul White, ¿estás bien?» Estaba confundido … «Acabo de descubrir que morí». Él, sin inmutarse, me ofreció la botella de Jack Daniel y preguntó: «¿Y dejarás que ese detalle te detenga?» Sin saber qué responder, tomé un largo trago, me aclaré la garganta y luego noté una figura en el mismo callejón, una figura humanoide, como el mármol. «Pero … qué demonios …» Paul White se sentó a mi lado. «Es un viejo amigo, conocido como Sir Beljerick», pude verlo sonreír y agregó: «Vamos a despertarlo». Tomó la guitarra y, con un ritmo frenético y salvaje, comenzó a tocar sus cuerdas, cantando melodías de furia y desacuerdo, de pasión y de lo nocturno.

No habían pasado solo unos minutos cuando un automóvil, a toda velocidad, dejó de patinar justo delante de nosotros. A partir de ahí, dos personas bajaron, armadas con un bajo eléctrico y una batería, respectivamente. El que se hacía llamar Pibi, se colocó en la batería, comenzó a golpear su instrumento como si se aferrara a su vida, con la desesperación de aquellos que pueden perder todo, excepto la música. Su compañero, Mario, se dirigió a mí. «Estaba descansando en un crucero, en un jacuzzi con una bebida en la mano. Pero te escuché y tuve que venir». Por un momento quise preguntar cómo pudo habernos escuchado, cómo pudo llegar tan rápido … pero pronto pasó. No quería entender nada, ya no. Mario agarró las cuerdas del bajo y se unió a lo que ya era una fiesta o un aquelarre. Moviendo sus dedos entre los trastes, me pareció oír lobos haciendo el amor con el cadáver de su última presa.

Todos miraron a sir Beljerick … y, de alguna manera, su estatua abrió los ojos y comenzó a moverse. Se hizo vivo. Se acercó a nosotros mientras yo, cabalgando entre los bares de la música, apenas era consciente de la noche, de la ciudad, de la vida o la muerte. Con voz de tormento sin rendición, de mil infiernos vencidos, Sir Beljerick, cantó, señalando: «Levántate y hagamos la revolución».

Una vez conocido los entuertos de la génesis del grupo, en el trabajo nos encontramos a un grupo que tiene una fuerte presencia sonora, en muchos aspectos me recuerdan a la avanzadilla de grupos Southern como pueden ser sus coetáneos Hells Fire, Kayman u otros muchos.

Sin embargo, y a pesar de las coincidencias estilistas, y a pesar de ser su primer trabajo encuentro un trabajo de composición compleja, lleno de armonías, salvaje como no puede ser de otra forma, pero increíblemente elaborado y marcado a fuego para ser un trabajo de debut que incide en el buen gusto a la hora de preparar cada detalle del disco, desde la portada y libreto ((a portada ha sido trabajo de Abel Fernández, un trabajo meritorio sin duda), la presentación de la historia y el conglomerado del salvaje (¿había recalcado lo salvaje del disco ya?)compendio de los ocho temas.

Con la lírica fantástica de la voz de Sir Beljerick, todo un ente demoníaco como timón de la narrativa lírica del disco, tenemos todos los ingredientes para conformar un buen guiso de southern metal; a saber, base rítmica contundente, con un notable trabajo armónico de bajo, y unas más que crujientes guitarras. Los cortes guardan una linea homogénea, pero no te cansas de disfrutar de cada trallazo, de ese tempo abrasivo e inquieto, por lo que me resulta muy difícil destacar un tema sobre otro. Quizás destaque la complejidad y el ritmo a lo «Abierto Hasta El Amanecer» de «Not God, Not War» pero también me encanta la melodía abrasiva y rasposa de «Darkness Ways», el comienzo explosivo y ultra pesado de «Golden Chains», con su adherente riff central y su consorte en el trono ultra pesado y brutal de «Blood Diamonds».

Tenemos guiños espectaculares en el bajo de la increíble «Stab In The Back» a la que solo puedo definir como tomarse un chupinazo de nitroglicerina sin sal ni limón… genial! Tenemos tensión contenida en «The Haunted» uno de los temas más atmosféricos y mefistofélicos, muy logrado, y sin bajar el tempo tenemos «Denied» una linea bronca de armonía ultra densa gracias a las líricas y la linea rítmica, totalmente rompe cuellos. Cerramos el disco con la cadente «Masterchild» un corte de tempo contenido, brutal y que firma un buen cierre de disco.

¿Algo negativo del disco? Solo diría que no es un trabajo para todos los públicos del metal, si no para un público concreto, amen de que el disco es un muro enfocado en una sola dirección, mostrando coherencia, pero con un alto grado de homogeneidad, sin muchos cambios estructurales entre temas, por lo que a alguien no adepto a este sonido le puede llegar a apabullar.

Esta claro que este estilo me gusta, y sé reconocer un buen disco a lo lejos, y este lo es, sin duda. Un gran debut, al que habrá que seguirle en sus futuros devenires.

Josean Zombie.

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