Elegancia, una palabra que muchos buscan, que pocos encuentran y que se vuelve yerma en bocas vacías, recobra todo su esplendor en el trabajo de Whisky Caravan y su nuevo disco «Lo que nunca encontrare».
Ya desde el principio entramos en un trabajado envoltorio de manufactura sublime, en doble formato, en el que ya invita a ponerlo en ese rincón de tu discoteca al lado de los discos que mas aprecias. El trabajo que Rock Estatal hace, es digno de admiración, por su esfuerzo y por no dejar de ser una apuesta arriesgada, pero que llama a los melómanos a redescubrir la pasión de envolverte en las tapas del disco y descubrir cada recoveco.
Luego nos adentramos en un disco serio, melódico y eléctrico a partes iguales, con un fuerte protagonismo de las notas acústicas y que hace de este trabajo un disco que tiene un halo de poesía y de melancolía, que en algunos momentos roza al oyente de tal forma que no puede evitar el escalofrío, cuanto no un lagrima en el viso del párpado. Un álbum que invita a la catarsis, a la huida para reencontrarte en una carretera solitaria al amanecer.
Hay influencias grunge, Pearl Jam, pero el sonido es claramente post-grunge, de grupos como Staind o Creed, el tono armónico de las líricas de la voz de Danny Caravan con Scott Stap es mas que notable, y en el sonido el grupo muestra un eclecticismo armónico que no dudo que les puede abrir las puertas a grupos de gente que no tiene por que ser adepta al rock. Por ejemplo la fuerza que tiene un tema «De agujas a un reloj» te acerca a notas y especias de cantautores malditos como Antonio Vega, obviando las distancias entre estilos; pero son fronteras que se diluyen y te hablan de poemas densos, de horizontes nublados, pero infinitamente bellos como en «Aquí y ahora», portando el estandarte del universo eléctrico con el acústico, maridando notas que confunden entrañas y nunca te dejan indiferente, solo al borde de la lagrima de la emoción u otro ejemplo como «Mas de ocho vidas» canción que juega con los lienzos blancos que forman las metáforas de sus armonías y ese alma sutil que en su día hizo grande un grupo como Police y que Whisky Caravan reclaman para si.
Hay construcciones que hablan también de almas descarnadas, almas que piden la serena justicia de la muerte para escapar del dolor, de la angustia, y que el grupo sabe barnizar en la fuerza del rock y la carga insigne de las campanas que tañen, en «Genie» una canción que rivaliza con el «Jeremy» de Pearl Jam y que en mi caso, no puedo escucharla sin sentir un estremecimiento por saber cuanta realidad encierra este tema.
Hay mucho mas en este disco, pero creo que es de justicia que el oyente se atreva a entrar en la prosa del grupo, en el tacto del disco, en esa fina elegancia que toma forma en el trabajo de Whysky Caravan y descubrir sus temas, y su historia.
Esta obra tiene un alma, pero se forma y articula en grupo, pero su composición recae en Danny Caravan, y su grabación se ha plasmado en un sonido cristalino en los Estudios «El sótano» en Navarra en el 2016, siendo este su segundo disco después de «Donde ella duerme».
Sencillamente un trabajo espectacular.
Josean Zombie.
