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THE VAL «KING OCELOT»THE FISH FACTORY

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Uno se pregunta algunas veces cómo podemos tener algunos grupos en la piel de toro, como el que os voy a presentar, el grupo The Val, que no sé si atraerme a presentarlos como grupo nacional, o como internacional. Lo cierto es que los tenemos aqui, y eso es de regocijo para mí.

Formados en el 2010, The Val siempre ha sido un grupo donde la expresión de elegancia toma su máxima expresión, gracias a dos pilares intensos, la voz, (y presencia) de una de las mejores vocalistas de Hard rock que he tenido el placer de escuchar, Gabrielle De Val, junto a la guitarra de Alfonso Samos, que unido a Alex Morell firman las preciosas composiciones de este «King Ocelot», una obra que es una oda, una oda al Hard rock americano de los ochenta, rindiendo pleitesía coetánea a grupos como Survivor, como Journey, como Boston, incluso Bad Company o F.M. y lo que es más importante, firmando un disco como este «King Ocelot» que tiene la dignidad, sustancia melódica y frescura como para codearse junto a los antes citados.

El grupo en este disco sabe perfectamente lo que quiere, sabe perfectamente que sonido quiere plasmar, y que esencia evocar, y a fe mía que los efluvios de los grandes años del Hard rock se aprecian en esta obra, para mi gusto, uno de los mejores discos del genero que han salido este año.

En el trabajo no puedo destacar a nadie sobre nadie, (en el plano técnico) ya que tanto la voz de Gabrielle, como las guitarras, como los teclados como la base rítmica tienen un sentido global, trabajo y reman en la misma dirección, sacándose de la manga 14 temas corales, que con tesón impactan en el oyente sin problema haciendo suyo en el momento.

Entramos en el disco con la orquestación de «Electric Jungle» una entrada muy lograda, y porque no decirlo, animal, que da paso rápidamente al resto del trabajo.

Destacaría por varios aspectos la más lograda, la preciosa «Crying On The bedroom Floor», para mi gusto la más conseguida, la que mejor recoge la esencia del Hard rock, donde el grupo es coral en su máxima expresión y donde la linea magnética del tema esta más que lograda, en un corte adictivo, magnético, que pide más y más, y más. No puedo evitar evocar una época, un sonido que sabe a infancia, a libertad, y a rebeldía, como así lo vivi yo por aquel entonces.

No menos intensa tenemos «Crazy World», atractiva, silente, perturbadora como una pantera con vestido de raso, como una explosión de estilo Hard rockero, donde las armonías reinan soberanas junto a la voz de Gabrielle.

La parte festiva y alegre la tenemos en la logradísima «Symphony«, otra preciosidad que coquetea con el pop-rock y que de nuevo da en la tecla adecuada para dejar al oyente empatado con el sonido que logran. Difícilmente podrás quitártela de la sesera una vez que la escuches, tal es su poder.

En el quinto corte, «Son Of Mine» entramos en un corte, de nuevo, elegante, precioso, lleno de magia, donde no puede dejar de ver a Gabrielle cantando el corte en la noche de New York, en sus calles. La arquitectura del corte aqui le da un plus de seriedad, de oscuridad que le da una belleza especial, muy acorde a la textura de la voz de Gabrielle.

Seguimos con «Lilly And The Old Man», un tema de tempo mas rockero que gracias al teclado-organo tiene ciertas trazas purplelianas muy interesantes. El estribillo de el corte se supedita a la fuerza de la parte lírica, protagonista absoluto del tema junto a la fuerza intensa de la linea rítmica, muy presente. De nuevo el hrd rock de los ochenta muestra lo vigente y fresco que sigue siendo a día de hoy. Muy interesante.

Apenas llegando al ecuador del disco tenemos un corte introspectivo y oportuno para servir de impás dentro del trabajo como es la preciosa Inter Voice, perfecta para el vozarrón de Gabrielle.

Dando un viraje intenso al meollo, y sin dejar que el oyente se asiente, nos presentan la preciosa «High Heels», otro corte que coquetea con el pop más poderosos y que tiene notas que van desde Bon Jovi a Blondie y que de nuevo es una completa gozada. Ojito al clímax eléctrico del tema en su parte central que se sale por los cuatro costados.

Otro corte que se sale por su sensibilidad, por su esencia mixta de Hard rock elegante y universal lo tenemos en «Wings For An Angel». No me canso de decir que el nivel de The Val en sus composiciones, simplemente asusta y firma temas que podrían haber sido top en las listas de la MTV a mediados de los ochenta al lado de grupos como Whitesnake. Uno de los mejores temas del disco sin duda.

Seguimos con «Save A Little Love» un tema de hard rock alegre y pegadizo, pero que después del otro corte me sabe a poco, a pesar de lo bien cuidado que esta en su composición y lo magnético de su línea.

Con el siguiente corte, «Kill The Noise», tengo una sensación similar. Es un corte intimo, bello y precioso, pensado para lucir la tesitura vocal de Gabrielle. Quizás aquí veo un tema más contemporáneo en su sonido, menos deudor del sonido del Hard rock de los ochenta que tan bien plasma el grupo, y, paradójicamente, menos interesante para mi gusto, aunque de nuevo, plasmado con brillantez.

Seguimos con «You Break The Silence», hard rock sin florituras, sacando la tesitura vocal como pilar fundamental para la sensibilidad que pide el tema y perdiendo puntos de electricidad por el camino. De nuevo veo un corte de atmósfera más intensa, un punto agrada y estribillo alejado de la zona de confort del grupo, lo cual es interesante, pero de resultado desigual.

Llegamos a la antesala del final con «Say Goodbye», tema de estribillo ritmico intenso para la media del disco, y alegre y vivaz en su anfiteatro, consiguiendo de nuevo esa sensación alegre en la escucha del tema, también gracias a la melodía del bajo, muy lograda y de la fina elegancia de la guitarra.

Cerramos el capitulo de este disco con el tema que da nombre al trabajo, «King Ocelot» apenas un apunte de tema, (no llega al minuto) de pura armonía acústica, donde vuelve a brillar Gabrielle, mecida por la melodía que implanta el anfiteatro que ejemplifica The Val.

Poco puedo decir de negativo de este gran trabajo, salvo un detalle: como en otros trabajos de otros grupos, me sobran temas. Creo que en ocasiones menos es más y con unos cuantos temas mejor elegidos, y algo más corto, habríamos pasado de un fantástico trabajo, a un trabajo excepcional. Aunque esto último es algo tan fino, tan subjetivo, que muchos amantes del Hard rock dormirán mecidos esta noche con los sonidos de The Val aupándolos al Olimpo del Hard rock universal.

Josean Zombie.

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