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MATAR CANSA EL FRENÉTICO RECORRIDO POR LA MENTE DE UN PSICÓPATA

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«Final de la vida solo hay uno, pero comienzos… comienzos hay varios».

El texto de Santiago Loza estará en el teatro Kamikaze hasta el próximo 22 de noviembre bajo la dirección de Alberto Sabina e interpretado por Jaime Lorente con el que nos muestran un tema incómodo y tabú del que nadie quiere hablar pero que está en nuestro día a día, nos habla de la vida a través de la muerte, protagonista de nuestras rutinas aunque no queramos verla, dentro de todas nuestras posibilidades, una de ellas es la muerte.

El monólogo interpretado de manera magistral por Jaime Lorente nos confunde, nos habla tanto en primera como en tercera persona, nos habla un narrador, admirador del asesino al que ve como un héroe que viene a librar de las penurias de la vida a sus víctimas, le idolatra por ello y el asesino, quien desde un principio hasta el final, asistimos a su evolución, cómo se presenta ante nosotros cada vez más humano, con sus luces y sus sombras estas demasiado alargadas que le ahogan y le hacen matar, una y otra vez. Nos relata sus vivencias, sus crímenes con todo lujo de detalles, hacen que te metas en su mente y puedas leer su alma demasiado humana e imperfecta, cosa que en ocasiones puede incomodar al presentarnos de manera tan contundente que alguien así también es un ser humano y en esto juega un papel muy importante la iluminación de la mano de David Picazo y los efectos sonoros de Rubén Berraquero que saben crear unas atmósferas axfisiantes que te envuelven e inquietan ante la dirección artística de Antonio Mateos.

Y es que nunca tan pocos elementos consiguieron mantener tan alerta tus sentidos, para que como la vida, no se nos escape ni un ápice de ella, no perdamos el compás, a veces pausado, a veces frenético por el que Jaime Lorente nos conduce, él solo, en un escenario que se le queda pequeño ante la sublime interpetación, se desnuda, literalmente (en parte) pero totalmente se deja la piel en la versatilidad por la que se mueve sin esfuerzo alguno, con tan sólo una silla como única compañia sobre las tablas, unos focos y una gran pared metálica detrás suya que refleja con unos oportunos trucos de luces y sombras su grandeza como actor aderezado de unos efectos sonoros que en muchas ocasiones te erizan la piel. Es complicado el poder llegar siquiera a dislumbrar ni por un sólo instante quién nos está hablando, y esto es algo que te hace pensar, te despierta del letargo y te distrae de la dura realidad que estamos viviendo, no sabemos muy bien si ese admirador existe, si tan sólo es el asesino que sufre un trastorno disociativo, si son ambos… así te hace partícipe de la obra, dejando al espactador que llena el patio de butacas sacar sus propias conclusiones. Y es que la trama no es fácil, el mostrarnos un personaje u otro…para complicarlo aún más, a ellos se suman una madre preocupada e ignorante de la verdadera vida de su hijo quien está muy unido a su cómplice y amigo, pieza clave en sus crímenes, el cúal despierta su lado más salvaje pero que a la par le crea todo tipo de conflictos hasta el punto de revelar que le hace cuestionarse su propia sexualidad creando en el espectador aún más expectación ante la duda de si están ahí o no son más que delirios de su enrevesada y confusa cabeza.

El lenguaje corporal juega un papel muy importante del que Jaime Lorente se vale para que esos oportunos y breves silencios cobren un gran protagonismo y te ponen en relieve la calma del asesino, también vemos como tiene anhelos e ilusiones con las que quiere alejarse de su papel de justiciero pero como, en el fondo, sabe que no puede, es libre pero, desde un principio, se siente condenado por su vida, por el tiempo en el que está transcurre que no es lineal, es un eterno retorno del que no puede escapar y le aboca, una y otra vez a matar y es que está hastiado y cansado de eso, de esa espiral de destrucción que le deja exhausto y no le deja disfrutar de los pequeños placeres de la vida y esto le lleva a la conclusión de que matar cansa.

No dudes en acudir a ver «Matar Cansa» producida por Jaime Lorente con la colaboración de Buxman Producciones nos presentan una cultura segura con una obra totalmente subjetiva que no te dejará indiferente, se mantiene en tu memoria por un largo periodo de tiempo y eso es porque te cala muy hondo.

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