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MANUEL HERRERO «BUSCANDO PALABRAS»

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La gran personalidad del rock siempre esta representada por el amplio espectro que esta música puede dar a los oyentes… desde los Rolling hasta el infinito, pasando por todos los universos que los trastes de una guitarra puede dar… y aquí nos encontramos.

Manuel Herrero es un alma rockera de alma sensible y aguzado feeling que bebe del blues-rock y del rock a secas, muy influenciado por los capítulos que en su día escribieron grupos como los propios Burning, pasando por Cucharada, Sabina, o mil y un sabores que componen el rock mas melódico, con la vista puesta en tu karma interno y dirige cada nota a remover .

La biografía de Manuel Herrero es espartana, músico crecido en un entorno que favorecía el desarrollo musical e influenciado por las corrientes nuevas que en su día representaban grupos como los Beetle, en este disco el aroma de la nostalgia del sonido que en los setenta hacían los grupos mas rockeros impregna cada poro de este «Buscando Palabras».

Siempre se puede apreciar cuando un disco se hace como una extensión vital del alma del artista, y no algo que parece salido de una cadena de producción: desde la presentación del disco y el mimado y cuidado Digipack, pasando por un articulado y denso libreto que continua el arte que en la portada podemos encontrar, para adentrarnos en, las cuidadas letras que como el mismo artista define, aunar música y poesía como las cerezas en un árbol.

En el plano musical tenemos un rock sencillo guitarra, bajo, teclados (organo) y batería: la predominancia es una linea de guitarra limpia y con un fino trabajo en las ejecuciones, que solo se puede definir como un trabajo elegante, en los que el artista, con un notable trabajo en las liricas, en los horizontes de los cantautores, desarrolla la prosa que envuelve cada canción. Ya con esto solo, se podría hacer un buen trabajo solista, pero ademas  y con la ayuda de diversos músicos como: se consigue dotar  de la profundidad y el ritmo necesario en cada canción, enriqueciendo el sonido e incluso escorándolo según la armonía hacia un estilo mas rock, o mas difuso según la atmósfera.

Por ejemplo tenemos el single de presentación, «Amor descafeinado» un soberbio tema muy en la onda de unos M-Clan, ejecutado con maestría y sobriedad, y donde el estribillo, y ese guiño canalla te va ganando en cada paso.

Como muestra de trabajo ecléctico tendríamos el poético e intenso comienzo que nos abre la obra de este artista, «Buscando palabras» semi acústico tema de sonido minimalista en las eléctricas en el que el artista ya desde el comienzo busca en el oyente una complicidad en la sensibilidad, en cada rasgueo, y que requiere de unas escuchas para sacar todo el jugo a un tema como este.

«Dame un beso» da otro paso en el sonido íntimo, aunque aquí el fraseo sea mas liviano y alegre, a pesar de portar una letra de múltiple divisa interpretativa. Aquí el equilibrio armónico roza, para laas almas mas íntimas, el dolor.

«Noches llenas de sueños» es simplemente (que vacua queda esta palabra…) un blues-rock de aquilatado octanaje que a poco de su desarrollo te va, gracias a la armonía que el órgano ejecuta en un segundo plano, agrandando los guiños armónicos de la guitarra al compás de una batería que te mueve sin tu quererlo.

«Cuando pienso en ti» es una racial y desgarrada balada derrochando pasajes que salen de las raíces del alma del cantante. Es en estos momentos donde la interacción de poesía con música adquiere palabras mayúsculas.

«Bar de madrugada»: esto, no lo olvidemos, es un disco de buen rock & roll, visceral e inconformista, donde no puede faltar una oda a la noche, y es aquí donde en verdad el grupo se vuelve grande, se asienta en unas lineas armónicas que te mueven sin tu quererlo y sacan ese lado canalla que el buen Sabina hizo su leit motiv y aquí se describe en un tema que clama rock & roll.

«Algún lugar» no deja ese toque chulesco, de buen rock destilado de barrica, adquiriendo un poso de descaro que lo acerca a los sonidos de Tenessee y hace un tema que para si querría en su repertorio la E-street band.

«Ojos en la noche» prosigue la fiesta rockera, el frenesí armónico que el órgano Hammond en un maridaje bastardo con los espectros eléctricos que surgen de los acordes, tres acordes al fin y al cabo pero que son lo justo para dar con un tema redondo, y salvaje. Probablemente de lo mejor del disco, y mas adictivo.

«Cuervos negros» vuelve a la intimidad rota del autor, al fino hilo armónico desprovisto de mascaras, representando un escenario donde la parte vocal y lirica adquiere un peso predominante. Aquí esta claro que el agit-prop del autor, su reivindicación hace bandera con la música desarrollando la historia hasta llegar al clímax final.

«Escribí a la libertad» cierra este disco en una elegía que roza prácticamente el pop-rock, aunque, eso si realizado de forma elegante y luminosa. El estribillo, junto a un cuidado y fluido trabajo en las letras dan un buen tema ( con un riff central muy competente) realmente luminoso y alegre, aunque no sea mi tipo de tema preferido dentro del disco.

«Buscando palabras» es el espejo ecléctico en el que este artista muestra su  sensibilidad y su inconformismo musical, mostrando diversos prismas de su personalidad musical. Buen disco del buen rock a secas, como el whiskey con hielo.

Josean Zombie.

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