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CICONIA «THE MOON SESSIONS»

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Dentro de los mundos que el rock brinda, siempre pasados por el crisol o por los diversos prismas musicales y armónicos, tenemos el rock/metal progresivo, lugar de ensueño técnicas abigarradas, y mucho virtuosismo.
Acostumbrados a grupos de la talla de Opeth, de Periphery u otros muchos, el oyente de este estilo bien podría ser clasificado como un gourmet musical, ávido de nuevas sensaciones, giros instrumentales y escalas infinitas…
Pues bien, este proyecto, Ciconia, es un proyecto que reclama y reivindica este concepto, un virtuosismo clasicista y sobre todo, instrumental, en el que las sensaciones lo son todo, y como ya he dicho las escalas, los ritmos y estribillos campan a sus anchas en este «THE MOON SESSIONS»
Abordar un disco asi, siempre es complejo, pues se puede abordar desde el punto de mira técnico, o el punto de vista mas visceral y emocional. De cualquier forma, Ciconia sale indemne de este reto, y desde luego lo hace con nota.
Creo que uno de los puntos fuertes del disco, a mi parecer, es que siendo temas largos, e instrumentales, el grupo no se ha dejado llevar por aforismos instrumentales vanos y no se redundan en mirarse al ombligo, y dedicarse al onanismo musical.

Si, no me cabe duda son virtuosos músicos pero su horizonte no es la epatación, sino el convencimiento que el oyente debe ser adlater de la obra, que ya no participe, y su norte es que te sientas arropado y a veces, incluso, zarandeado por las sensaciones que los temas van abriendose paso en tu cerebelo, y en tu sistema simpatico, en cuanto se te vaya erizando la piel.
El paso esta claro: un viaje con un epicentro, el rock y concreta mente el metal, pero con guiños de música clásica, trazas de jazz, y multiversos cromáticos donde las melodías dibujan los temas.
«Tentenublo» arranca nuestro viaje con el tañido de las campanas, para abrirse al los toques de las parejas de guitarras, donde van a, acompañadas de la base rítmica, a doblarse en si mismas y realizar un tema de ascendente progresión, justa electrificación y menor distorsión, muy heavy y melódico a la vez.
«Bibey» bien podria ser la síntesis progresiva de los estribillos infinitos, con un deje maideniano en su albor y un denso toque en el desarrollo del tema, que no le resta vigor ni energía ni rapidez.
«Honey on thorns» es la sensación de infinito, de sentir la electricidad del comienzo de la lluvia en la tormenta, y aqui el grupo juega con el eclecticismo, con la progresión y el amparo de las notas como motor de sensaciones.
«Chrysalis» también nace calma, y mece con los trastes serenos y una batería que reclama el alma del piano para desembocar en tema ligero, y luminoso.

Jack O?antern: vuelve al tono del metal, con esa alma prodigiosa de aunar los estribillos maidenianos con los toques progresivos que estiran los estribillos a doble guitarra y se vuelven hipnóticos y adictivos, a pesar de la duración del tema.
«Musical oscillation criterion» es puro sentimiento, otra vez, intima, acústica, con un fuerte deje a los temas mas sinfónicos de los Pink Floyd aquí solo hay una guitarra que narra en sus notas historias del universo, o de la tierra, o del alma, según lo sienta el oyente… y de repente estalla la fuerza de las guitarras, en un giro irreversible de desgarro eléctrico, parecido al estallido de una estrella de neutrones, para en otro giro volverse elemental y arreglada, obviando la distorsión vertiginosa… para volver furiosa en otro giro estilistico… si estas en un sueño estas dentro del criterio musical oscilante.

«Hamstead» es metal, recio, con un riff a cuchillo, redundante sobre si misma emerge victoriosa yendo siempre hacia arriba, reclamando el cetro de la guitarra sobre todas las cosas. DE facto este tema tiene un ecuador, dos prismas, un alma y podríamos hablar de dos temas en uno, ambos soberbios por la arquitectura y la frescura que emana en la segunda parte y la densidad y oscuridad de la primera, con un guiño al clasicismo y a la música de los grandes compositores clásicos. Grandiosa y mercurial.

No me cabe la menor duda que estamos delante de un disco inmenso, apabullante, y con un cierto deje de soberbia, que puede encantarte o asustarte ante su densidad.

A mi me ha parecido brutal, y te lo recomiendo.

Josean Zombie

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