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ALGO SE MUERE EN EL ALMA CUANDO UN MEDIO SE VA.

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Rockdelux cierra, su último numero se lanzara en los quioscos como un número especial, en los que sus colaboradores dan su canto del cisne para dejar, una vez más un hueco irreemplazable en los kioscos, un aporte cultural amplio y variopinto que al desaparecer, siempre, siempre va en detrimento de la cultura y de la variedad de opinión y fomento intelectual de la masa que componemos la humanidad.

ES de rigor, señalar, que no me sorprende este hecho. Rockdelux tiene, o ya deberíamos hablar en pasado, ha tenido el handicap que la cultura escrita lleva padeciendo desde hace mucho tiempo y que por desgracia, no va a parar: no hay ingresos.

Es algo muy duro. Todas as publicaciones escritas de prensa, sin ninguna excepción se han encontrado que sus fuentes de financiación son o la venta directa en el Kiosko, o vía banners a través de la pagina web de la propia publicación.

Sin embargo el perfil del lector-oyente ha virado en redondo desde hace años y ha recaído en una prensa gratuita a la que se puede acceder desde internet, y en la que en ocasiones, y como así denuncia el texto de despedida del medio, esta lleno de amateurismo. Analicemos esto.

Internet ha dado pie, a democratizar lo que en tiempos de antaño, mucho fanáticos, o melómanos, llamémoslos así, editaban fanzines, unas publicaciones aficionadas, amateur, realizadas desde el máximo cariño y que tenían el encanto de profundizar en zonas donde los medios «pudientes» no podían llegar, llámese el tan cacareado «underground».

Hoy día con un wordpress puedes llegar muy lejos, en cuanto a la producción de material, sobretodo en su estética, que no en su calidad intrínseca y a tener un pseudo aspecto profesional. Evidentemente, si no eres un profesional del periodismo, por mucha buena voluntad que puedas tener, en algún momento tu producción literaria, periodistica o divulgativa se puede resentir, e incluso, no poder llegar adonde, a buen seguro, si llegaba un medio como Rockdelux. Llevan razón, en parte, del que el amateurismo es algo que puede ser sin duda contraproducente, pero de nuevo analicemos el problema.

Un medio amateur, como es el mio, no tiene ningún tipo de ingresos, apenas somos un grupo de tres persona siendo una de ellas esporadica y ningún promotor ni músico o grupo musical invierte en un medio como el mio, por que lo consideran amateur, de igual forma. Nuestro rango de acción es muy limitado, básicamente por que nuestras posiciones en Google son muy limitadas al no poder invertir en escalar posiciones de posicionamiento, y Facebook con los algoritmos que limitan tus visitas a gente simplemente allegada, te llevan a tener que invertir de nuevo para que tus publicaciones puedan llegar a donde deberían. Es decir, hay que invertir, sin que haya ingreso alguno.

Nuestra linea editorial es bastante cerrada, es decir, promover al músico incipiente, sobretodo de nuestro país y enfocado al rock, al metal y algo menos al punk y con un añadido al cine de terror y fantástico. AL final lo importante es apoyar al que se lo curra desde la base y no puede llegar a un público, llamémosle «X», cosa que Youtube ha decidido boicotear aún más nuestra acción, dando pie a que puedas subir tu álbum integro, con la zanahoria delante para que puedas «vivir» de los ingresos que puedan darte tus visitas producidas en la visión de tu propio video, algo que resulta inalcanzable.

A eso sumamos que los propios músicos están en un circulo vicioso de difícil ruptura: ellos invierten, mucho, en trabajar en un disco, en instrumentos, en editarlo, producirlo y luego, en algunos casos, sacarlo a la calle, para que, al final, lo tengan que regalar en muchas ocasiones, y sin obviar de que las salas donde lo puedes presentar te cobran por ello. NO entrare, ademas, en que el grupo haga merchan para vender… ya deja las opciones de que inviertan en paginas web, en publicidad en algo netamente imposible e inalcanzable.

Añadimos ademas de que tenemos un público adocenado, que no compra ni discos, ni merchan, ni invierten en leer este tipo de artículos. Directamente consume la música gratis en Youtube. También resalto que se ha perdido el misticismo del fan que disfrutaba del vinilo y de su idiosincrasia, que tampoco va a conciertos en vivo (y ya veremos ahora lo que va a pasar en el ámbito este con la pandemia que nos asola)… este nuevo cliente digitalizado, y todo el entorno que rodea a la industria del entretenimiento musical ha provocado que los medios escritos que aún sobreviven lo estén pasando realmente mal y me temo, avocados a desaparecer en un tiempo finito.

Este escenario apocalíptico, no es solo de los medios musicales, y lleva muchos años rodando, silencioso, pero firme. ¿Donde están los tebeos de antaño, donde están los cómics para adultos al margen de lo que encontráramos en grandes almacenes tipo FNAC, o bien qué le esta pasando a la prensa escrita tipo El País? Simplemente están desapareciendo.

El amateurismo es el resultado de una sociedad que consume cada vez mas música, mas cultura, mas prensa, pero se ha educado en el gratis total, y eso lleva a que cada vez más personas como yo, veamos en qué tipo de sociedad aborregada nos esta convirtiendo y que intentemos cubrir las lagunas que está provocando esta situación. Me temo que Rockdelux ha cerrado, sobretodo debido a que seguimos destruyendo una industria al no saber apoyarla como se merece, o por no saber dar con los mecanismos que hagan que la cultura impresa tenga salida en una sociedad altamente digitalizada, y en la que como yo, solo queden amateurs idealistas que no pueden constituir una amenaza seria ante un medio de profesionales como eran Rockdelux.

Desde aquí les deseo la mejor de las suertes a toda la gente del medio que se va a quedar en la calle, y lo digo con el corazón roto. NO creo que sena los últimos, y cada vez que esto pasa, la sociedad pierde algo de si misma para mal y nunca se podrá recuperar.

JOsean ZOmbie.

Os dejo el editorial de despedida de Rockdelux.

La crisis generalizada que vive la prensa impresa desde hace tiempo ha ido minando un proyecto que siempre se ha mantenido al margen de los grandes grupos editoriales, defendiendo una libertad y una línea de trabajo que se han ido haciendo más difíciles de mantener.

Una pequeña editorial como la nuestra siempre ha dependido de dos factores fundamentales: un equilibrio entre ventas en quioscos (cada vez más escasos) e ingresos de publicidad. Este equilibrio lleva años resquebrajándose, y el golpe inesperado de la pandemia del coronavirus ha sido (es) una bofetada brutal que hace aún más inviable el proyecto, sobre todo teniendo en cuenta que en Rockdelux siempre hemos procurado mantener unos estándares de calidad (papel, impresión, distribución) y unas remuneraciones dignas, dentro de nuestras posibilidades, para todos sus trabajadores. El periodismo (el musical y el de cualquier otro tipo) no se hace (o no se debería hacer) gratis. En Rockdelux siempre se ha procurado apoyar esta vertiente de profesionalidad en un entorno copado por un voluntarioso (y a menudo sonrojante) amateurismo.

Tras unos primeros pasos vacilantes, heredados de una etapa editorial previa, tomamos el timón de la cabecera y la convertimos en un punto de referencia de la prensa musical y cultural en España. Hay que decirlo sin falsa modestia, incluso en estos momentos desoladores. Preservando una férrea independencia, y aun con errores, nos mantuvimos firmes en nuestro objetivo a lo largo de más de tres décadas y media. Basta con repasar los casi cuatrocientos números de la revista para dar fe de ello.

Fomentando debates, provocando críticas, educando con un criterio muy particular y nada complaciente. Haciendo amigos y enemigos sin la tibieza de las cosas neutras. Apostando por el riesgo desde la actualidad, pero analizando el porqué de ese presente con conocimiento de causa. Ganándonos el respeto de muchos y la indiferencia de pocos.

Nos vamos con la cabeza bien alta, con la satisfacción de un trabajo bien hecho y con la tristeza de no poder seguir continuándolo. No nos olvidamos de haber creado revistas pioneras en su día como Factory y Dancedelux, que ofrecieron CDs con música cuando eso no era lo habitual, ni de haber ideado los celebrados números especiales antológicos de aniversarios con listas temáticas de mejores discos que tanto éxito tuvieron. Ni de nuestra dirección artística en los mejores años del festival BAM ni de nuestra asesoría en el Primavera Sound. En fin, dejamos un hueco e invitamos a otros a que lo ocupen. Verán que no será sencillo ni fácil.

¿Y el maravilloso mundo de lo digital, se preguntarán algunos? Si antes hablábamos de precariedad, en el vasto mundo de la red esta se ensancha y aumenta: una revista digital, ahora mismo, únicamente es viable subrayando una vuelta a ese amateurismo no remunerado contra el que siempre hemos luchado.

Ahora, en la recta final, llega el momento de los agradecimientos. Por supuesto, y sobre todo, gracias infinitas por estos más de treinta y cinco años de fidelidad incondicional a nuestros leales lectores y atrevidos anunciantes, sin los cuales no habría sido posible el “concepto” Rockdelux. Porque Rockdelux siempre fue una especie de “concepto” peculiar, una publicación alejada de la normativa generalista y fiel a una línea única: en ningún otro medio se habló de tantas músicas diversas y aparentemente enfrentadas sin ningún prejuicio ni barrera, característica que quisimos aplicar y extender a una manera de ver la vida: libre, abierta, tolerante y desinhibida. Este número final es una nueva muestra de ello, solo que ampliando el campo a referentes culturales de primera magnitud, tal como se venía haciendo en la revista desde hacía ya muchos años.

Ha sido un número cocinado desde casa por cada uno de los participantes, una cincuentena de colaboradores de los más habituales en estas páginas (de diversas generaciones) que ofrecen recomendaciones de primer nivel para paliar este confinamiento que nos ha transformado la vida y que, en cierta manera, ha puesto fin a la historia de Rockdelux. Ellos han escrito sus textos sin saber que este iba a ser el número de despedida, pero desde la dirección preferimos no comunicárselo para evitar así un exceso de sentimentalismo. Les damos también las gracias a todos ellos, ya que con su alto nivel de conocimiento, curiosidad e inteligencia han engrandecido los contenidos de Rockdelux durante muchos años. Gracias también a los que no han participado en este adiós, pero han contribuido con su esfuerzo y dedicación a Rockdelux a lo largo del tiempo. Una nómina extensísima de colaboradores pasados y presentes, los mejores periodistas musicales posibles, que han hecho grande la historia de la revista: de facto, una escuela oficiosa de periodismo musical y, ya, cultural.

Y nuestro más sincero agradecimiento también a todas las personas que han trabajado día a día en la redacción, diseño, fotografía, corrección, producción, publicidad, administración y promoción de la revista y sin las cuales no hubiese sido posible hacer llegar a los quioscos cada mes un nuevo número de Rockdelux.

Esto ha sido todo, amigos y amigas. Muchísimas gracias. Fue un inmenso placer estar ahí. Hasta siempre.

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