Es curioso como aún encontrándote con temas de gran minutaje la banda alemana sabe hacer que los temas te vayan calando , empapando la piel y para nada hacerse aburridos. El inicio oscuro de Amid the offal, abide with me es absolutamente inquietante, para dar paso a la voz furiosa y salvaje trás lo cual volver otra vez a bajar por derroteros más suaves sin perder intensidad.
Una densidad musical fuera de lo común, donde además del sonido más puramente Death nos encontramos con parajes plenamente doom y guitarras que se clavan como cuchillos afilados en nuestra sien. Más de diez minutos de duración que para mi asombro se me hacen cortos.
Los alemanes Ingurgitating Oblivion saben envolvernos en la oscuridad con este nuevo trabajo que desprende una intensidad a mi parecer maligna y que después de el primer tema que desprende salvajismo, nos metemos de lleno en A Mote Constitutes What To Me Is Not All, And Eternally All, Is Nothing de casi 23 minutos, que va entrando muy poco a poco ,con esa parte hablada .y..los teclados con un toque jazzy que desprenden también pinceladas muy psiocotrópicas y hasta diría que lisérgicas, con un toque setentero e inquietante. Un fragmento inicial que te deja con la boca abierta y que uno es incapaz de definir, pero te vienen a la cabeza muchos nombres de carácter más progresivo sin dudarlo. Cerca de seis primeros minutos intensos que abren las puertas del infierno a un tema crudo, con una base musical con muchos cambios que a veces parece incongruente, pero para mi sorpresa uno nota como se va metiendo poco a poco en las venas.
De la oscuridad nos vamos a la última parte del tema, donde la banda se deja llevar y experimentar con sonidos y pasajes muy lentos, retorcidos, que pueden ser exactamente la banda sonora perfecta para cualquier pesadilla.
Vision Wallows In Symphonies Of Light con un inicio donde la banda va combinando el jazz con elementos más clásicos del metal, te va envolviendo para ir metiendo elementos más Death, donde la voz te va rasgando como un cuchillo, en contraste con una base musical más melódica, clara y cristalina. Densidad de sonido que uno no puede evitar vaya calando en los huesos y que lentamente, poco a poco nos lleva a una parte más salvaje y desenfrenada de esta pieza de casi 11 minutos.
Seguimos disfrutando de un disco cautivador y A Devourer Of Fitting Shades Who Dwells In Rays Of nos lleva por pasajes progresivos con cierto sabor a los Pink Floyd más primigenios, donde Syd Barret cogía las riendas. Psicodelia y otra vez el jazz en partes que se encargan como vamos diciendo en cada tema, de introducirse poco a poco en nuestro cerebro. Un sonido ambiental que sabe expresar todo lo que la banda lleva dentro y que nos lleva al final de un disco que hechiza y es fascinante. Increible nuevo disco que desde aquí os recomendamos
Charly Rock and Roll.
